
LA SALA DORADA, UNA JOYA EN COCENTAINA
Vivimos en una sociedad en la que cada vez estamos más pendientes de las pantallas. Nos pasamos el día cara al televisor o a la pantalla del ordenador y en los últimos tiempos estamos cada vez más enganchados a nuestro teléfono móvil, y más estos días de confinamiento y cuarentena por el dichoso coronavirus. Cuando podíamos salir a la calle (parece que haga una eternidad) lo más habitual era ver a gente pendientes de la pantalla de su smartphone sin darse cuenta de lo que pasaba a su alrededor. ¿Cuantas veces nos hemos chocado con alguién por la calle por ir mirando el teléfono? Estamos muy pendientes de lo que pasa en nuestro teléfono pero muchas veces nos perdemos lo que tenemos alrededor… o sobre nosotros! Una de las frases que más me gusta decir cuando estoy haciendo una visita guiada es: levantad la cabeza, contemplad…. y disfrutad! Muchas veces entramos a un edificio o a una habitación y nos fijamos solamente en lo que hay en las paredes pero pocas veces levantamos la cabeza y nos fijamos en las cúpulas, en las bóvedas y muchas veces esconden verdaderas obras de arte, como es el caso de la Sala Dorada del “Palau Comtal de Cocentaina”.
Siempre que visito el Palau Comtal me paro al subir las escaleras que comunican el patio con la planta noble y alli, junto a la foto de Cocentaina hago una introducción a la historia de la localidad. Les hablo de la Contestania de época ibérica, de su importancia en época islámica y del papel que juega a partir de la reconquista con la llegada de personajes como Roger de Lluria o los Corella y cuando termino esta introducción le pido al grupo que me siga y entro directamente a la Sala Dorada y me paró en el centro de la habitación. La gente al verme inmóvil se detienen, poco a poco se van quedando en silencio y de repente alguien levanta la vista y… et voilà! Sobre nosotros se alza majestuosamente una de las joyas no solo de Cocentaina, sinó del barroco valenciano.
El Palacio Condal es seguramente el edificio más emblemático de Cocentaina junto al castillo (todavía hay quien habla de la leyenda del tunel que comunicaría estos dos lugares…). Construido sobre un antiguo edificio de origen islámico el germen del palacio lo encontramos en la segunda mitad del siglo XIII, cuando el almirante Roger de Llúria es nombrado señor feudal de Cocentaina. Este edificio de estilo gótico sufriría una profunda transformación con la llegada de los Corella a finales del siglo XV, cuando obtienen el título de Condes de Cocentaina (hoy en día la comarca sigue conociéndose como “El Comtat”). ¿Cómo llega una familia de origen navarro hasta Cocentaina? Las pinturas de la Sala Dorada nos lo cuentan…
En el cambio de siglo entre 1500 y 1600 se produce una gran reforma del palacio y en la sala ubicada en la primera planta de la torre del Homenaje se construye una bóveda de crucería que se decoraría con el conjunto de pintura mural genealógica más importante del Reino de Valencia, porqué esto es lo que se representa en las pinturas de la Sala Dorada: el árbol genealógico de los Corella. El IX conde de Cocentaina, Jerónimo Rois de Corella, quería demostrar la importancia de su linaje, un linaje que lo emparentaba directamente con los reyes de Navarra. Los Corella no solo estarían emparentados con la monarquía sino que además a lo largo de los siglos habrían participado en algunos de los acontecimientos más importantes de la cristiandad, como ahora iremos detallando.
Ya tenemos a los condes, a los que encargaron la obra, pero ¿quién pintó tal obra de arte? Las pinturas fueron encargadas por el IX conde a Jerónimo Rodríguez de Espinosa, que entre 1613 i 1623 pinta junto a su hijo esta joya. ¿Y quién fue su hijo? Jerónimo Jacinto de Espinosa, uno de los pintores barrocos más importantes del momento.
Los nervios de la bóveda forman una estrella de cuatro puntas, dejando 12 espacios triangulares y uno central en forma de rombo, además de cuatro lunetos. Será en estos espacios donde los Espinosa narrarán la historia del linaje de los Corella. El espacio central está ocupado por Gací Ximénez, el que está considerado como el primer rey del Reino de Navarra. A partir de Garcí Ximénez se van sucediendo los reyes hasta llegar al IX rey, Garci Sánchez, que a diferencia de los anteriores, que aparecían en solitario en esta ocasión aparece representado junto a otro personaje, su hermano Íñigo Rois, señor de Corella. Por tanto aquí encontramos la primera motivación de estas pinturas, demostrar la vinculación de la familia Corella con la monarquía navarra.
No conformes con demostrar la pureza de su linaje, los Corella también querían dejar constancia de su valor, pues en los cuatro lunetos aparecen representados cuatro importantes momentos históricos en los que los Corella paticiparon. En orden cronológico el primer momento que aparece representado es la batalla de Alcoraz (18 de noviembre de 1096). En dicha batalla las tropas del Rey Pedro I de Aragón recuperaron Huesca, hasta el momento en manos musulmanas. En dicha escena aparece representado Íñigo Barbatuerta, con sombrero rojo, acompañando al infante Alfonso Sánchez. Los Corella siempre aparecerán representados con el sombero rojo. Como curiosidad, en dicha escena también aparece resepresntado San Jorge, ya que según la leyenda apareció en el momento decisivo de la batalla (igual que en la conquista de Valencia o en la derrota de Al-Azraq en Alcoy).
La segunda escena nos lleva hasta el año 1238, momento de la conquista de Valencia por parte de las tropas del rey Jaume I. En un primer plano aparece arrodillado ante el mismísimo rey, Rodrigo Roís de Corella, antepasado del primer conde y que participó en la campaña que supuso la conquista de la ciudad. Como curiosidad, la escena transcurre a las puertas de la ciudad de Valencia, por lo que al fondo de la escena podemos observar la ciudad medieval, en la que destacan dos elementos: las Torres de Serranos y el “Micalet”. Ninguno de los dos existía todavía en el momento en que se conquista Valencia (1238) pero si en el momento en el que se pintó esta escena (1613-1623).
Seguimos avanzando en el tiempo y llegamos hasta principios del siglo XV, cuando los turcos se lanzan a por el dominio del Mediterráneo y el caballero Eiximén Peres Roís de Corella i de Santa Coloma le presta su ayuda al papa Eugenio IV en su cruzada contra el enemigo turco. Fue precisamente en este momento cuando el Papa, en señal de agradecimiento al Corella le obsequia con la tabla de la Virgen del Milagro, actual patrona de la localidad.
Finalmente llegamos al cuarto luneto, en el que se representa seguramente el momento en que cambió la historia de los Corella, el momento en el que el rey Alfonso V el Magnánimo le concede a los Corella el título de Condes de Cocentaina. Según cuenta la leyenda, los Corella acuden a la ayuada del monarca, con problemas de salud y importantes necesidades económicas para sufragar sus campañas militares en Italia. En la escena se ve como dos caballeros (el futuro primer conde y su hijo) auxilian al monarca.
Es en este momento, agosto de 1448, cuando se formaliza la venda del Condado de Cocentaina por parte de la monarquía a los Corella. En la compra-venta del condado intervienen dos factores muy importantes: por un lado la necesidad de dinero de la monarquía para seguir con sus campañas en Italia y por otro lado las aspiraciones nobiliarias de los Corella. Era una práctica habitual en aquel momento por parte de las monarquías, vender títulos nobiliarios para financiarse.
El mundo de la nobleza era un mundo lleno de envidias y rivalidades familiares y muchas veces las familias nobles antiguas menospreciaban a estos nuevos nobles. Por esto, no es extraño que los Corella quisieran demostrar con estas pinturas la pureza de su linaje y el valor de sus antepasados, y que aunque hubiesen obtenido el título condal a mediados del siglo XV habían demostrado su valía durante siglos.
A parte de las pinturas descritas en este artículo en el interior de los espacios más alargados de la estrella se pueden observar los escudos heráldicos de la familia: la serpiente con cuerpo de mujer enroscada a un tronco con el emblema “esdevenidor” (símbolo del primer conde) o el árbol vigoroso que desprende sabia con la inscripción “propia/virtute” (símbolo del noveno conde). También encontramos los escudos de armas familiares.
Por tanto, desde aquí os invitamos a visitar el Palau Comtal de Cocentaina para que podáis disfrutar en primera persona de esta joya del barroco, seguro que no os dejará indiferentes!
https://www.youtube.com/watch?v=_Y2Nco-Nuy0