
Turismo micológico: 10 consejos prácticos
TURISMO MICOLÓGICO
De un tiempo a esta parte, el turismo micológico se ha consolidado como una práctica ideal para hacer ejercicio moderado disfrutando y aprendiendo de la naturaleza, y de la que además puedes obtener unas setas deliciosas, que para muchos suponen un manjar en la cocina.
Esta fama a nivel culinario se debe a su alto contenido en minerales, proteínas y vitaminas que las hace muy beneficiosas para la salud. De modo que, a nivel nutricional las podríamos comparar con las verduras y hortalizas, con la misma cantidad de agua pero con menos calorías. Aún así, a pesar de que son fuente de yodo, fibra y potasio, debemos tener en cuenta que, por ejemplo, su alto contenido en potasio puede ser perjudicial para una persona con enfermedades renales o con problemas de ácido úrico.
No obstante, antes de exponer nuestros consejos sobre micología, es esencial saber responder a esta pregunta: ¿Qué son las setas?.
Su principal característica es que no pertenecen al reino animal ni al vegetal, si no que tiene el suyo propio, el reino fungi. De este modo, la seta en sí es el cuerpo de un hongo, en concreto, es el órgano reproductor de los micelios (también mal llamados raíces) que forman el propio hongo.
Como podemos ver, a grandes rasgos, las partes importantes de una seta son:
-Volva, parte subterránea conectada con el micelio.
-Pie, cuerpo alargado que a veces tiene una membrana (anillo).
-Sombrero, parte más visible de la seta. Compuesta arriba por la cutícula y abajo por el himenio.
Otra característica exclusiva del mundo fungi es su sistema de reproducción mediante esporas, hecho que pone de manifiesto la importancia del punto 9 descrito a continuación. Por último, también tenemos que tener en cuenta que se alimentan de la materia orgánica del suelo, por eso es esencial seguir el consejo número 8.
10 CONSEJOS PRÁCTICOS SOBRE MICOLOGÍA
1. CONSIGUE TU PERMISO
Como hemos avanzado, el turismo micológico está en auge e implica la explotación de un recurso natural limitado. Un recurso natural que muchas veces se encuentra en zonas naturales protegidas, por lo que es necesario conseguir un permiso que, regulando la actividad mediante la restricción del peso de recolecta, asegura la protección de los bosques y el desarrollo sostenible de los mismos.
En función de la condición del buscador de setas, el permiso supondrá una simple autorización de duración y precio determinados, o un carnet oficial cuando se trate de un nivel más profesional. Si de lo contrario, participas en una ruta guiada no tienes de qué preocuparte, será la empresa la que se encargue del trámite.
2. EVALÚA TUS FUENTES DE APRENDIZAJE
Existe un antiguo truco famoso por afirmar que la plata puede detectar un hongo tóxico. Dice la leyenda que si un hongo mancha de negro un elemento de plata, es peligroso y, por tanto, no comestible para el ser humano. Bien pues, la credibilidad de esta creencia es dudosa, ya que la única forma de diferenciar las setas es estudiándolas y entrenando la vista.
En este sentido, y teniendo en cuenta que la toxicidad de algunas setas puede ser mortal, es muy importante contar con el conocimiento necesario para identificarlas. Y, en caso de no tenerlo, existen profesionales que ofrecen sus servicios al público para resolver dudas o confirmar la comestibilidad de tu recolecta.
3. QUÉ NO COMER PRIMA SOBRE QUÉ COMER. ESTUDIA LAS SETAS TÓXICAS.
No obstante, existe un lema muy predicado por los micólogos: “si dudas, no la cojas”. Y es que la recolección de setas exige una responsabilidad altísima, ya que el fruto de esta cosecha puede poner en riesgo la vida de sus comensales.
Por eso se dice que no se consume nunca una seta cuya identificación no esté asegurada al 100%. De ahí la importancia de forjar una base sólida de conocimiento que permita distinguir las características de un hongo desde el pie hasta su sombrero.
Como veréis, en micología es incluso más importante saber reconocer las setas tóxicas, que conocer solo las especies comestibles. Por ejemplo, hay que huir de las setas de láminas blancas, como la famosa y atractiva familia Amanita, así como de las que tienen el anillo, la volva y el sombrero de un color blanco verdoso.
Dejamos aquí la Guía micológica publicada por la Societat Micològica Valenciana para que puedas consultar las distintas especies.
4. ANTE LA DUDA, LO PRIMERO ES LA SALUD.
España es un país con una gran tradición setera pero, aun así, cada año se registran cientos de casos de intoxicación por ingesta de setas tóxicas o en mal estado. Esto es muy importante porque, como ya hemos mencionado, no basta con saber identificar la seta, sino que además hay que evaluar su estado. Una seta demasiado madura, fermentada o parasitada puede provocar una indigestión, aunque sea de una especie comestible.
Como hemos hablado en el punto 3, ante la mínima duda sobre la especie o la salud de una seta, es mejor desecharla para evitar sustos. Por eso, a parte de consultar con expertos, es recomendable llevar siempre un manual con buenas fotografías que permita comparar e identificar las características de cada seta.
Sabemos que las setas son una delicia gastronómica pero siempre debemos anteponer la seguridad y la salud. Si alguna vez tienes vómitos, mareos o diarrea después de comer setas, es muy probable que te hayas intoxicado.
5. CONSUMO Y CONSERVACIÓN DE LAS SETAS
Como bien sabemos, para saborear las setas al máximo hay que consumirlas en el menor tiempo posible desde su recolecta y así aprovechar su frescura.
En cambio, si prefieres conservarlas, siempre puedes guardarlas un par de días en la nevera con las láminas hacia abajo y sin amontonar, congelarlas limpias y secas o, incluso, hacerlas en conserva con aceite de oliva.
Sea cual sea tu elección, hay una práctica muy aconsejable y que se debería seguir siempre: guardar en la nevera uno o dos ejemplares de las setas que se hayan consumido. Y es que, vale más prevenir que curar porque en caso de indigestión o intoxicación, esta práctica podría resultar vital para que el médico sepa de qué tipo de hongo se trata.
6. EL AGUACERO ES SETERO
Normalmente, con la llegada del otoño vienen las primeras lluvias y con ellas las primeras setas, sin embargo, el clima está cambiando y puede que éstas tarden en llegar.
Por eso, como siempre, tenemos que observar la naturaleza y esperar a que se suavicen las temperaturas y aumente la humedad ambiental pero sin que llegue a helar por la noche.
Con los primeros aguaceros aparecerán las primeras setas.
7. DÓNDE BUSCAR
Aunque generalmente viven en bosques frondosos con encinares, hayedos y pinares y en zonas ricas en helechos y zarzas, como hemos dicho, la vida en el reino fungi es muy particular y entenderla supone una pista clave para encontrarlas.
Por ejemplo, siendo saprofitas se alimentan de materia orgánica en descomposición, por lo que se pueden ver en ramas podridas o troncos secos. También se asocian con las raíces de las plantas, creando una simbiosis que permite encontrarlas a los pies de los árboles. O, en otros casos se alimentan de otros organismos a modo de parásito, por lo que se pueden encontrar en cultivos que tengan plagas.
8. CORTA CON NAVAJA/CUCHILLO
Una vez sabemos qué son las setas, dónde están y a qué familia pertenecen dentro del reino fungi, debemos aprender cómo llevar a cabo su recolección. La metodología sigue una premisa clara, nunca arranques una seta.
Y es que como ya hemos hablado, los hongos son organismos vivos cuya fuente de vida está escondida bajo tierra. Por tanto, como las raíces en los árboles, el hecho de no dañar el micelio asegura la regeneración del hongo de cara a la próxima temporada. Además, el corte con la navaja es limpio y permite coger la seta sin llevarnos la tierra que la rodea, protegiendo así el entorno natural.
De este modo, cogeremos una seta siempre y cuando haya sido identificada previamente, y cortándola por la base a ras de suelo. Una vez más, si dudas de su toxicidad o es demasiado pequeña o fea, mejor no la toques.
9. UTILIZA UNA CESTA
La típica cesta de mimbre es un aspecto de suma importancia en la micología, que junto con la navaja, asegura la supervivencia de este ser vivo. Y es que, además de proporcionar un almacenamiento seguro, sus agujeros funcionan a modo de dispensador de esporas.
Por tanto, la cesta beneficia a los hongos en todos los sentidos, porque asegura su reproducción y su buena conservación. Cosa que no hace, por ejemplo, el plástico que favorece su fermentación y, por ende, la indigestión del comensal.
En este mismo sentido, la limpieza de las setas en el propio lugar de su recolecta, es favorable para la recuperación del setal.
10. FUNCIÓN REGENERADORA
Una máxima del turismo en general es el respeto por la naturaleza, ya que este es esencial para el mantenimiento y recuperación de cualquier ecosistema. Bien pues, en micología esta ley no escrita es fundamental puesto que, como hemos dicho, las setas se alimentan de la materia orgánica muerta.
Una fuente de alimento a la que los mismos hongos pueden contribuir puesto que toda seta, por tóxica que sea, parasitada o fermentada que esté siempre devolverá a la tierra todos los beneficios que hubiesen aportado a nuestra dieta. Por eso es tan importante el “si no la vas a comer, déjala”, ya que aunque no sean buenas para nosotros, siguen teniendo una función regeneradora vital.
Esta práctica de no-destrucción es la clave para que podamos mantener viva la preciosa simbiosis entre el reino fungi y el reino animal, del que formamos parte.