
Hasta el 40 de mayo no te quites el sayo
La primavera tiene algo que nos encanta, nos embauca, nos atolondra. Y una de esas cosas es la llegada del calor. Sobre todo en la Comunidad Valenciana, donde gozamos de un clima privilegiado, y a poco que se acercan los meses de mayo y junio ya salen veraniegos días donde se pueden ver las playas, aún lejos de su 100% de capacidad, con bastante gente tomando el sol y los más atrevidos gozando de los primeros baños del año.
Pero este traicionero buen tiempo siempre acaba jugándonosla con imprevistos días de bajadas bruscas de temperaturas o con repentinas lluvias primaverales, acabando cogiendo ese constipado de “cambio de temporada”. De modo que de ahí viene el refrán… Pero aún así parece que todos los años te sorprende. La primavera es una etapa de cambio y de transición entre el frío invierno y el seco verano. La vida empieza a abrir sus flores y los vivos colores vuelven a inundar nuestros paisajes. Y cuando todo se presta a empezar el verano y guardar definitivamente los abrigos, te cae el chaparrón, o el mercurio cae lo suficiente como para sorprenderte habiendo salido en manga corta hace un rato. Porque el cambio es un proceso, es una transición, lleva su tiempo.
Para los que nos gusta el calor parece que no acaba de llegar nunca. Seguramente la primera persona que lo dijese se lo diría a la gente con prisas de que llegue el verano después de haber pasado frío por no prevenir. No sé quién lo dijo pero quien lo escribió (que conste) fue Rodríguez Marón en el siguiente poema:
Hasta el cuarenta de mayo
no te quites el sayo.
Y si vuelve a llover,
vuélvetelo a poner.
O el final alternativo que le dio Joan Gomís:
Y si el tiempo es inoportuno,
hasta el cuarenta de junio.
El último sería más friolero seguramente. Seamos frioleros o no, debemos tener presente estos cambios en nuestras salidas de fin de semana, ya sea andando o en bicicleta, y siempre hay que consultar la meteo para estar preparados, que no es lo mismo poder refugiarnos debajo del toldo de un bar, que tener el coche a varios kilómetros en una sierra que, bajo la lluvia, aunque la conozcamos bien, puede albergar sorpresas.
Pues estando aquí a cuarenta de mayo, os deseo un feliz final de primavera y un mejor inicio de verano, cuando llegue. Que aún no ha llegado, pero lo hará. Lo que no sé es si guardar el sayo definitivamente o dejarlo aún en el perchero… Entonces, qué… ¿Lo guardamos ya?